Llegada a Roma y Primer Recorrido por la Ciudad
Después de un viaje en tren de aproximadamente dos horas y media (€12,65 por persona) desde Nápoles, llegamos cerca del mediodía al Fornacino Apartment, donde Marco, su dueño, nos permitió dejar el equipaje mientras terminaban de limpiar. Como de costumbre, nuestra primera parada fue el supermercado para comprar provisiones y almorzar, asegurándonos de estar listos para explorar la capital italiana.
El departamento estaba estratégicamente ubicado: a solo 10 minutos caminando del Vaticano y a 30 minutos del centro histórico, que fue nuestro destino de esa tarde. Durante la caminata, cruzamos el río Tevere y pasamos por el imponente Castillo Sant’Angelo antes de adentrarnos en el casco histórico hasta la Piazza Spagna, donde nos esperaba un Free Tour con Bernardette. Durante dos horas, recorrimos lugares emblemáticos y aprendimos historias fascinantes de casi 30 siglos de antigüedad.
De regreso al alojamiento, aprovechamos para pasar por la Plaza de San Pedro y admirar la fachada de la Basílica de San Pedro, nuestro primer vistazo a este icónico lugar.




Explorando Roma a Nuestro Ritmo
El martes arrancamos temprano para visitar la Fontana di Trevi con poca gente. Nos tomamos nuestro tiempo para sacar fotos y cumplir con el tradicional ritual de lanzar una monedita al agua (La tradición dice que si arrojas una moneda de espaldas a la fuente y luego te giras rápidamente para encontrarte con el momento en que la moneda entra al agua, algún día podrás volver a Roma). Más tarde, exploramos el Panteón de Agripa (templo de todos los dioses), un antiguo templo romano hoy consagrado como iglesia católica, y recorrimos plazas emblemáticas como la Piazza Navona y la Piazza Spagna, donde nos maravillamos con su famosa escalinata que sube hasta la iglesia Trinità dei Monti la cual tiene la particularidad que en ella las misas se ofician en francés.
Mientras caminábamos por varias tiendas lujosas de la moda mundial se nos dio por entrar a Valentino para preguntar el precio de unas zapatillas (€790), espantados salimos corriendo y seguimos nuestro camino. Almorzamos en la Villa Borghese, un extenso parque público lleno de sombra y tranquilidad, ideal para un descanso. Este día no teníamos un plan fijo, simplemente nos dejamos llevar por las calles y el encanto de Roma.




Coliseo, Foro Romano y Altar de la Patria
El miércoles fue el turno de los grandes iconos de Roma. Comenzamos visitando el Altar de la Patria o Il Vittoriano, un imponente monumento dedicado al primer rey de la Italia unificada, Vittorio Emanuele II. Desde allí disfrutamos de unas vistas panorámicas increíbles de la ciudad.
Al llegar al Coliseo, no pude evitar asombrarme al pensar cómo lograron construir semejante maravilla hace tantos siglos, y que aún siga en pie. Equipados con agua y audio guías, recorrimos este símbolo del Imperio Romano durante unas cuatro horas, incluyendo un almuerzo improvisado. Curiosamente, mientras comíamos, conocimos a una familia argentina, y la chica resultó ser compañera de italiano de Lu en el colegio.
Junto al Coliseo está el Foro Romano, el centro neurálgico de la antigua Roma. Este lugar era el corazón de la vida política, social, comercial y religiosa del Imperio. También exploramos el Palatino, una colina exclusiva donde vivían aristócratas y emperadores, rodeados de jardines que aún se conservan. Este día quedamos extasiados de cultura e historia, literalmente.




La Grandeza del Vaticano
El jueves lo dedicamos por completo al Vaticano, comenzando temprano en la mañana con la Basílica de San Pedro. Al entrar, la sensación es indescriptible. Aunque no soy religioso, la magnitud y riqueza histórica del lugar impactan profundamente. Comenzamos nuestro recorrido admirando la famosa escultura de Miguel Ángel, La Piedad, y pasamos unas tres horas explorando todos los detalles de este magnífico espacio.
Volvimos al departamento a almorzar antes de nuestra visita a los Museos Vaticanos, programada para las 16. Llegamos media hora antes y, afortunadamente, nos dejaron entrar. Este lugar es tan extenso que cada minuto extra es bienvenido. Contratamos audio guías, una decisión totalmente acertada para comprender a fondo las impresionantes obras de la Estancia de Rafael y la Capilla Sixtina.
La Capilla Sixtina, en particular, me dejó sin palabras. Aunque no soy amante del arte ni una persona religiosa, pasé más de una hora absorto en su magnificencia. Es un lugar que, sin duda, debería estar en la lista de cualquier viajero.
Pasamos alrededor de cuatro horas recorriendo los Museos y los Jardines Vaticanos, disfrutando cada momento. Fue un cierre espectacular para nuestra estancia en Roma y, también, para nuestra aventura en Italia ya que esa noche nos iríamos a Fiumicino para luego volar hacia Málaga en la Costa del Sol española.





Nunca había visto a “la Tere” asustada!!! No la reconozco!!💖🌹