Adentrándonos más en la provincia de Chubut
Rawson y Trelew: Avistaje de Toninas y Dinosaurios
Otro día comenzaba y nuevos destinos nos esperaban para ser descubiertos. Nuestra primera parada fue Rawson, la capital de Chubut, donde visitamos la Playa Unión para realizar avistajes de toninas desde la costa. A pesar de divisar pocos ejemplares y algo alejados, fue una experiencia maravillosa. La playa es amplia, tranquila y encantadora, un lugar perfecto para disfrutar la naturaleza.
Cerca de la playa, almorzamos en un restaurante frente al mar. Pedí unas rabas a la provenzal que eran un espectáculo, aunque la espera fue algo larga (o quizá yo tenía demasiado hambre).
Por la tarde, emprendimos rumbo a Trelew, a solo 20 kilómetros. Allí visitamos el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF), una joya con sectores organizados por eras geológicas, que exhiben réplicas y restos originales de dinosaurios. Tuvimos la suerte de encontrar una guía que hizo la visita aún más interesante con sus explicaciones. Los chicos estaban fascinados.
Finalizamos el día en una feria local en la cual estaban concursando para ver quien hacía la mejor tortita negra y disfrutando de unos mates en un parque tras el museo. Al atardecer, recorrimos el centro de Trelew antes de regresar a Madryn. La entrada nocturna a la ciudad, con sus luces encendidas, fue un espectáculo visual inolvidable.
Tras cenar, exploramos el centro de Madryn de noche, el cual estaba bastante tranquilo. Con un helado en mano, cerramos el día y volvimos al departamento a descansar.
Despedida de Madryn: Explorando la Historia y la Costanera
El sábado, nuestro último día en Madryn, nos lo tomamos con calma. Desayunamos tranquilos y planeábamos visitar Punta Flecha, pero el clima no colaboró: viento y nubes nos obligaron a cambiar de plan, por lo que fuimos a pie hasta el Museo del Hombre y el Mar, pero estaba cerrado hasta las 15:00 (No parecía ser nuestro día de suerte). Entonces decidimos visitar dos embarcaciones de prefectura abiertas al público en la costanera, en el marco de los festejos por los 150 años del desembarco galés. Estos 2 barcos se utilizan para controlar a los pesqueros extranjeros para que no pesquen fuera de los límites establecidos, de hecho en la costanera tenían capturada una embarcación china que había infringido dichos límites. Fue una experiencia educativa y divertida.
Por la tarde, finalmente ingresamos al museo, ubicado en una casona histórica, en el cual lo más impactante fue un calamar gigante de casi 5 metros. ¡Increíble estar junto a semejante criatura!
Cerramos el día con una visita al paseo artesanal de la costanera, compras y una cena tranquila. Madryn llegaba a su fin, pero el horizonte nos prometía más aventuras en Gáiman.
Bien al sur: La Colonia Galesa de Gáiman y Villa Dique Ameghino
El domingo partimos temprano hacia Gáiman, a una hora de viaje. Antes del check-in, aprovechamos para visitar el Parque Paleontológico Bryn Gwyn, donde recorrimos un desafiante sendero que incluía escalar hasta un mirador a 125 metros de altura. Fue divertido y agotador, pero valió la pena.
Después de registrarnos en la Hostería Plas & Coed Gwesty, disfrutamos del té galés: una experiencia gastronómica única con tortas, tartas, sándwiches y más. Estábamos tan llenos que casi no podíamos movernos. Por la noche, asistimos a una peña con un concurso de esquilado de ovejas y terminamos el día en una pizzería local.
El lunes nos dirigimos hacia Villa Dique Ameghino, un lugar de ensueño. La ruta sinuosa entre montañas y túneles de piedra nos dejó sin palabras. Al llegar, nos maravillamos con el contraste del agua verde esmeralda del dique y las montañas coloradas.
Descubrimos una playa escondida junto al río Chubut, perfecta para almorzar, fotografiar y enseñar a los chicos a hacer sapitos con piedras. Fue un momento mágico, como salido de un cuento.
Aunque no pudimos visitar el bosque petrificado por estar cerrado, disfrutamos una tarde tranquila en Gáiman, recargando energías para nuestra próxima parada: Las Grutas, en la provincia de Río Negro.
