De planes frustrados a un día mágico en Sorrento

El jueves 14 comenzamos temprano con la ilusión de visitar Positano, pero el día nos tenía preparadas algunas sorpresas. Desde el resort caminamos hasta la parada del colectivo 5070 y averiguamos que los pasajes se compraban en un bar cercano. Con los cuatro tickets en mano, nos dirigimos nuevamente a la parada y esperamos alrededor de 40 minutos. Sin embargo, cuando finalmente vimos venir el bus, pasó de largo porque ya venía lleno.

Tras esperar otro rato sin éxito, decidimos devolver los pasajes y caminar hasta Sorrento (unos 3 km). Allí, compramos tickets para Positano para el día siguiente (€19,20) y aprovechamos para explorar este encantador pueblo.

Pasamos la mañana en la playa de Marina Piccola, donde, para nuestra sorpresa, vimos a varios jugadores de la NBA, como Paul George, Patrick Beverley, Ivica Zubac y nada menos que Karl-Anthony Towns, con quien Agus logró sacarse una foto. Al principio la situación era rara, veíamos pasar varias personas muy grandotas con sus parejas pero no los reconocíamos hasta que reconocímos a Towns y luego al resto. Ese día mas tarde googlenado vimos que habían ido al casamiento de Paul George y que luego la fiesta la harían en Capri.

Por la tarde, cambiamos de escenario y nos dirigimos a Marina Grande, un lugar con encanto pesquero. También recorrimos la animada Via Corso Italia, la calle principal y más comercial, donde probamos el famoso limoncello y unas deliciosas galletitas rellenas de limón que todavía recordamos. Más tarde, visitamos la catedral de Sorrento construída en el Siglo XI y , obviamente, refaccionada varias veces.

Algo que nos llamó mucho la atención, y nos encantó es el olor a limón que hay en el ambiente ya que está repleto de limoneros por todos lados, esto es algo que uno lo puede contar pero hay que vivirlo en el lugar para poder apreciarlo al 100 por ciento.

Fue un día intenso, lleno de caminatas (cubrimos cerca de 20 km), que cerramos con una cena en el Sopramare para recargar energías. El gran sueño de Positano nos esperaba al día siguiente.

Estacionamiento en Sorrento
Agus con K.A.T
En Marina Piccola
Muy pensativo en Marina Grande
Catedral del Sorrento
Pintura de Giacomo del Po
Centro comercial
Cacone de souvenir???

Positano, un rincón de ensueño

El viernes nos levantamos a las 5:30 con una idea clara: no repetir el error del día anterior. Caminamos hasta Sorrento para asegurarnos un lugar en el colectivo hacia Positano. Esta vez, logramos subir sin problemas y llegamos hasta la parte alta de esta famosa ciudad de la Costa Amalfitana.

Desde allí, iniciamos un descenso encantador y laaaargo hacia el centro, con varias paradas para disfrutar las vistas y tomar air. Al llegar, encontramos un rincón con sombra ideal para tomar unos mates y terminar de desperezarnos antes de comenzar la jornada.

Continuamos bajando por las escaleras hasta el puerto y la playa principal, donde disfrutamos de un relajante baño en el mar Tirreno y tomamos sol hasta casi el mediodía. El lugar era un espectáculo constante: barcos y yates iban y venían, conectando Positano con otros destinos como Amalfi y Capri.

Al mediodía, sacamos nuestras provisiones: pollo y ensalada, que habíamos mantenido frescos gracias a nuestras fieles botellas de agua congelada. Después de almorzar, recorrimos las angostas y pintorescas calles del centro, llenas de tiendas coloridas, hasta llegar a la Chiessa di Santa María Assunta, una iglesia emblemática de la zona.

Poco después, descubrimos un cartel que señalaba otra playa: Fornillo. La curiosidad nos llevó a bajar nuevamente, y nos encontramos con un lugar mucho más tranquilo y encantador que la famosa playa principal. Aunque no tenía los restaurantes y bares de lujo de Positano Spiaggia, Fornillo nos conquistó con su belleza apacible.

El regreso: entre la paciencia y la recompensa

A las 18:00 emprendimos el regreso hacia la parte alta para tomar el bus de vuelta. Sin embargo, los micros que venían desde Amalfi pasaban repletos, y después de casi dos horas de espera, empezamos a considerar opciones como un taxi (aunque el precio de €80-€100 era desalentador). Justo cuando estábamos perdiendo las esperanzas, un bus se detuvo y, aunque viajamos parados, logramos llegar hasta Piano, más cerca de nuestro alojamiento.

Esa noche nos premiamos con un baño reparador y una salida tranquila para disfrutar nuestra última noche en la Costa Amalfitana. Vimos una puesta de sol inolvidable, probamos nuestro primer helado europeo y dimos un paseo relajado antes de prepararnos para nuestro siguiente destino: Nápoles.

Estos dos días fueron una mezcla de pequeños contratiempos y grandes momentos, pero en cada paso descubrimos la magia de la Costa Amalfitana. Desde la autenticidad de Sorrento hasta los paisajes de ensueño de Positano, cada rincón quedó grabado en nuestra memoria

Bajada peatonal a la playa
Bajada vehícular
Lugar del Mate siempre presente
Felicidad plena
Marina Grande
Hermosas calles para caminar
Antes de bajar a Fornillo
Atardecer de un día agitado
Marina Grande
El Fornillo

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