Nuestro viaje soñado: de la planificación al primer destino

Todo comenzó en febrero de 2022, cuando tomamos la decisión que daría inicio a esta aventura familiar: ¡comprar los pasajes! Elegimos volar con Iberia en un itinerario que originalmente sería Buenos Aires – Madrid – Roma a la ida, y Barcelona – Buenos Aires al regreso.

El siguiente paso fue decidir qué lugares visitar y cuántos días pasar en cada destino. Tras varias charlas familiares y listas de “imprescindibles”, comenzamos con la parte más laboriosa (¡pero emocionante!): buscar alojamientos. Nos enfocamos en opciones con políticas de cancelación gratuita, lo que nos dio flexibilidad para ajustar el plan si era necesario.

Nuestro recorrido planeado quedaba así:

  • Italia: 3 noches en Sorrento, 3 en Nápoles y 4 en Roma.
  • España: 3 noches en Málaga, 2 en Granada, 2 en Córdoba, 2 en Sevilla y 4 en Barcelona.

Con cada “parada” decidida, pasé días sumergido en Airbnb, Booking y otras plataformas, buscando los lugares perfectos. ¿El resultado? Reservas y cancelaciones hasta que dimos con las opciones ideales, siempre consultando con Dani para asegurarnos de que todos estuviéramos contentos.

Luego vino la parte de logística: planificar qué hacer en cada lugar, comprar entradas para sitios turísticos y organizar los traslados entre ciudades. Asegurarse de tener todo bajo control fue un desafío, pero al final, teníamos un plan sólido. Solo faltaba esperar el tan esperado martes 12 de julio de 2022.

Un contratiempo de último minuto

Cuatro días antes de la partida, ¡sorpresa! Iberia retrasó nuestro vuelo a Madrid 7 horas, lo que significaba perder la conexión a Roma. Estaba trabajando en Corrientes cuando me enteré y no podía hacer mucho al respecto. Por suerte, nuestra agente de viajes, Gabi, fue un ángel: en unas horas nos consiguió otro vuelo. Ahora la ida sería Buenos Aires – Barcelona – Roma. ¡Problema resuelto!

El gran día

El martes llegó. Mi papá nos llevó a Ezeiza y, para las 8 AM, ya estábamos en el aeropuerto. Presentamos la documentación, pasamos por seguridad y migraciones, y a las 11:45 AM estábamos despegando rumbo a Europa.

El vuelo a Barcelona fue tranquilo y, tras casi 13 horas, aterrizamos a las 5:30 AM hora local. Pasamos migraciones rápidamente y a las 7:00 AM ya estábamos volando hacia Roma con Vueling, una aerolínea low-cost. Este segundo tramo fue corto, aunque los asientos eran un poco incómodos. Afortunadamente, el viaje duró menos de dos horas.

 

Con Papá en Ezeiza
En camino a un sueño

¡Bienvenidos a Italia!

Era miércoles 13 de julio de 2022, cerca de las 9 AM, cuando aterrizamos en Fiumicino. Oficialmente comenzaba nuestra aventura por Italia. Desde el aeropuerto teníamos que llegar a Nápoles, y según lo planeado, íbamos a tomar el tren de servicio regular que costaba €14 por persona y tardaba unas dos horas y media. Con el tiempo justo, compramos los boletos rápidamente, pagamos con tarjeta y subimos casi corriendo. Ya en camino, descubrimos que habíamos sacado pasajes para el servicio de alta velocidad… ¡a €60 por persona! Aunque el precio fue una sorpresa, viajar cómodos y llegar en solo 70 minutos resultó una ventaja que nos permitió recuperar energías tras tantas horas de vuelo.

Una vez en Nápoles, llegamos a Piazza Garibaldi, la terminal principal, donde averiguamos cómo seguir nuestro camino hacia Piano di Sorrento. Compramos boletos por €6 por persona para la Línea 1, que nos llevaría hasta nuestro destino. El trayecto duró alrededor de una hora y media, y fue bastante tranquilo. Al llegar, teníamos una caminata de unos 10 minutos hasta nuestro alojamiento, el Sopramare Resort. Bueno, eso en teoría… porque, como se convirtió en una constante durante este viaje, Google Maps nos jugó una mala pasada y terminamos yendo en la dirección equivocada. Finalmente, tras unos minutos extra de paseo, logramos llegar y, ahora sí, oficialmente estábamos instalados en nuestro primer destino.

Finalmente, a las 3 de la tarde estábamos instalados en nuestro primer alojamiento, listos para disfrutar de los paisajes, la gastronomía y la magia de la Costa Amalfitana.

Dejamos las valijas, nos cambiamos para quitarnos el calor del verano europeo, que ya se hacía sentir, y nos fuimos con Dani a buscar un supermercado para abastecernos de alimentos y agua. Resulta que en el complejo no había agua potable, así que era clave hacer nuestras compras.

Una vez con las provisiones en mano, decidimos ir directo a la pileta del complejo. Allí nos refrescamos, nos relajamos y aprovechamos para descansar un rato, ya que veníamos de 24 horas seguidas de viaje con muy poco sueño. Disfrutamos muchísimo del agua y, tras reponernos, continuamos nuestra exploración del centro de Piano di Sorrento. Caminamos por sus pintorescas calles, vimos un atardecer espectacular y bajamos hasta el puerto para disfrutar del paisaje.

Caminata al alojamiento
Entrada al resort
Sunset en Piano

Cerca de la noche, nos dirigimos a un restaurante local llamado Gusto, donde tuvimos una excelente cena. Entre los cuatro, la cuenta rondó los €65, y fue un cierre perfecto para nuestra primera velada.

Al terminar, ya no podíamos más. Estábamos agotados de estos primeros dos días de tanto trajín y poco descanso (¡y eso que recién empezábamos!). Nos despedimos del día, sabiendo que quedaba mucho por descubrir, pero que el descanso era urgente.

Porto Marina di Cassano - Piano di Sorrento

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